domingo, 26 de octubre de 2008

Misterios gozosos, guía de la familia (IV)

(Lo mejor es leer estos artículos en orden.)

CUARTO MISTERIO: LA PRESENTACIÓN DEL NIÑO EN EL TEMPLO

María y José, como fieles de la religión judaica, presentan a su hijo al Señor en el Templo, haciendo el sacrificio ritual. María, además, se purifica por su parto. Así cumple esta familia con lo que dice su Ley, la Toráh.

La familia enseña a los hijos su religión, les enseña desde pequeños sus rituales, les introduce a ella desde el mismo momento en que están en el seno familiar. Mucha gente, en una mala comprensión de la libertad religiosa, deciden no bautizar a sus niños, dejando que "ellos decidan". Pero la familia no es un sitio donde solamente se "muestran" las creencias de los padres, es un sitio donde a los pequeños se les introduce en ellas. Es la iglesia doméstica, donde se recibe el germen de la Fe, y esa misma naturaleza de iglesia doméstica le impide desentenderse del acto de transmitir la Fe en Jesús (igual que nuestra naturaleza de hijos de Dios nos impide comportamientos indignos). Los hijos son de Dios antes que de los padres, y hasta el punto en que puedan, los segundos deben enseñarles de quién son y cómo darle culto (el límite es el momento en que la madurez del hijo le hace tomar su decisión, sea ésta de aceptación o de rechazo). Evidentemente, cualquier explicación de las realidades deberá ajustarse a la edad y entendimiento del hijo, reflejando los padres el cariñoso trato personal que Dios nos dispensa a todos.

La enseñanza es sencilla: la vocación familiar obliga de forma especial a la coherencia de la vida de Fe, dado que de esa coherencia deriva en parte grande la visión de Dios y de la Fe que tenga el niño; y también a la introducción del niño en su "engranaje": el bautismo, la comunión, la enseñanza en casa, el animarle a rezar y a confiar en Dios...

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