domingo, 1 de febrero de 2009

Cerrando mi vida

Así me siento: con un plazo de tiempo muy pequeño, tengo que cerrar mi vida. Terminarla. Y os preguntaréis por qué, aunque igual hasta lo habéis adivinado. Sí, es verdad: tengo vocación monástica. Me voy en apenas dos semanas a Murcia, al monasterio de Nuestra Señora de la Luz, a hacerme monje guadalupano eucarístico del Padre celestial (perteneciente a la Obra Eucarística del Padre Celestial, click aquí para información).

Dios llama a la gente a muchas vocaciones distintas, y a mí parece ser que me llama a esto. Me haré monje y, si Deu vol, estudiaré Teología y me haré sacerdote. Por supuesto, hay que matizar que yo entro como aspirante, y aunque haré vida de monje, no profesaré mis primeros votos hasta dentro de tres años. Puede ser que finalmente Dios me haga ver que esta no es mi vocación y me devuelva a la vida laica, pero de momento creo que es esto lo que me pide y le he dicho que sí.

Os cuento esto por dos razones: primera, porque dejo de publicar en este blog. Segundo, para que os alegréis conmigo y recéis por mí. Como dijo el pastor cuando encontró la oveja perdida, ¡felicitadme!