viernes, 27 de junio de 2008

Pange lingua

El Pange Lingua es uno de los cantos más hermosos de la Liturgia, y su letra es emocionante. Por eso le dedico una entrada. La foto que os pongo bajo el texto es de un Santísimo de unas monjas de Castellón, o sea, que si miráis la foto mientras oís el canto, estáis mirando al Rey de reyes.



El Pange lingua en latín está en el vídeo. Aquí os lo dejo traducido. Podéis rezarlo si queréis. (De paso, rezad por mí.)


PANGE LINGUA

Canta, lengua, el misterio del cuerpo glorioso y de la sangre preciosa que el Rey de las naciones, fruto de un vientre generoso, derramó como rescate del mundo.

Nos fue dado, nos nació de una Virgen sin mancilla; y después de pasar su vida en el mundo, una vez esparcida la semilla de su palabra, terminó el tiempo de su destierro dando una admirable disposición.

En la noche de la última cena, recostado a la mesa con los hermanos, después de observar plenamente la ley sobre la comida legal, se da con sus propias manos como alimento para los Doce.

El Verbo hecho carne convierte con su palabra el pan verdadero con su carne, y el vino puro se convierte en la sangre de Cristo. Y aunque fallan los sentidos, basta la sola fe para confirmar al corazón recto en esa verdad.

Veneremos, pues, inclinados tan gran Sacramento; y la antigua figura ceda el puesto al nuevo rito; la fe supla la incapacidad de los sentidos.

Al Padre y al Hijo sean dadas alabanza y júbilo, salud, honor, poder y bendición; una gloria igual sea dada al que de uno y de otro procede. Amén.

Lo terrible de la incoherencia

Me hizo gracia ver el otro día una de esas imágenes de contraste: iba andando por el andén del Metro un chaval de ésos con rastas, que llevaba una camiseta con la estrella roja comunista. También llevaba una bolsa de un supermercado, de donde sobresalía una botella con el inconfundible tapón rojo que la delataba como de Coca-cola. Me acerqué y comprobé que efectivamente era de esta marca, y casi me río. ¿No era la viva imagen de la incoherencia? Un chaval que luce un signo comunista pero que lleva una bolsa con la bebida que es símbolo del capitalismo y que, por poder, pudo hasta colorear el traje de Papá Noel.

Pero de repente, la risa se me atravesó, porque ¿acaso no llevo yo un rosario al cuello? ¿No rezo yo en el Metro, sin preocuparme de que me miren? Y esta actitud tiene doble filo, porque si por una de aquéllas realizo alguna falta contra la caridad, o cualquier otro pecado del que otro pueda darse cuenta, proclamarme cristiano puede confundir a algunos sobre lo que es el cristianismo... y, si me soy sincero, probablemente ésto ha ocurrido, pues soy muy pecador y muy llamativo al mismo tiempo. ¡Qué terrible responsabilidad! ¡Ojalá pudiese yo reducir mis incoherencias vitales a proclamar el comunismo en mi camiseta y transportar el capitalismo en la mano! ¡Lo que yo hago es peor!

Sólo puedo rezar la oración que ese cura tan santo me dijo que él rezaba todas las mañanas: "Señor, protégeme de realizar ningún pecado. Pero, si lo realizara, no permitas que nadie se escandalice por ello. Que no aleje yo a nadie de Ti sin saberlo."

domingo, 22 de junio de 2008

Que Dios me recuerde

Eso es lo importante, por eso vivo y por eso deberíamos vivir todos. Yo he tardado demasiado tiempo en darme cuenta de que perseguir los honores de este mundo es andar en la oscuridad. Pero aún hay gente que no se ha dado cuenta, y por eso escribo esto.

Parémonos a pensar. ¿De qué nos sirve ser grandes arquitectos, ser grandes médicos, grandes teólogos o grandes músicos? No sirve de nada por sí mismo. Otra cosa es que hagamos caso a lo que dice la constitución Lumen Gentium en el capítulo de los laicos, que pide que sean buenos en su trabajo para acercar las estructuras humanas a la verdad (es distinto porque el fin último es acercar a la gente a la verdad, a Dios). Pero en sí, que la gente se impresione de lo que sabes hacer no es sino gloria vana. ¿Qué prefiere Dios, un Jimi Hendrix que se dedicó a tocar para sí mismo, o un Bob Hartman (guitarrista del grupo de rock cristiano Petra), que puede ser peor que Jimi, pero que toca para Dios lo mejor que sabe? La alabanza que hizo Petra permanece en la memoria de Dios, Dios "recuerda" (entre comillas porque Dios no puede recordar; para Él no hay pasado) con cariño cada concierto que este grupo le dedicó con amor. No digo que Jimi Hendrix esté condenado, Dios me libre de erigirme como juez. Pero para Dios la música de Jimi no vale un pepino. Dios no recuerda ni una nota de Jimi, de su música Dios dice "en verdad te digo que no la conozco". No así de Petra.
Aplicad ésto a todos los trabajos posibles, a todas las situaciones que impliquen elección entre ser reconocido uno o dar toda la gloria a Dios. No es necesario hablar de Dios siempre, pero hacer que las miradas recaigan en uno y no aprovechar para volver la mirada del espectador hacia mi Padre, lo siento, pero es mezquino y traidor.

¡Que Dios me recuerde, aunque los hombres me olviden! ¡Prefiero permanecer en su recuerdo! ¡Que me ame Él, que Él valore lo que hago! ¿Qué importa el resto?

miércoles, 18 de junio de 2008

Humor eclesial (II)

Como os dije en un primer artículo de humor eclesial, el humor demuestra o puede demostrar la firmeza de las creencias, siempre y cuando no caiga en la inmisericordia o en la falta de respeto.
He decidido hacer una segunda parte de "Humor eclesial", contándoos una serie de anécdotas sobre errores en la liturgia (todas menos una son de errores en la lectura). No son chistes, pero son muy simpáticas. Por cierto, todas ellas son verídicas. O las he presenciado yo, o me las ha contado alguien que las presenció, o bien me las ha contado alguien a quien se lo contó alguien que las presenció. No hay más eslabones.

-De Juan Antonio Reig, actual obispo de Cartagena, me contaron que una vez hizo una exposición solemne del Santísimo. Supongo que habrá hecho muchas, pero no como ésta que os refiero, porque tras echar el incienso y haber cantado el "Pange lingua", o sea, tras diez o quince minutos de exposición solemne, se dieron cuenta que ¡la Custodia estaba vacía! ¡Estaban adorando a un Santísimo que no estaba!

-Un monje me contó que en un desayuno comentaron que mucha gente suele equivocarse en cierto salmo de la Liturgia de las Horas, y en lugar de leer "tu mujer como parra fecunda", leían "tu mujer como PERRA fecunda". Lo curioso fue que ese día tocó leer ese salmo, y el monje que lo leyó estaba tan sugestionado de decir "parra"... que acabó leyendo "perra" él también.

-Yo mismo presencié cómo el hermano ecónomo de los Guadalupanos, rezando la Liturgia, en vez de leer "Líbranos, señor, de las afrentas (...)", leyó "Líbranos, Señor de las OFERTAS". Hubo mucho cachondeo por ser él el administrador del dinero de la comunidad.

-Mi madre aún se ríe cuando cuenta que, en una Misa, salió a leer una mujer italiana que llevaba muy poco tiempo en España. Por algún motivo, se equivocó y en lugar de leer "Seréis mis testigos en Judea, Samaria (...)", leyó "Seréis mis TESTÍCULOS en Judea, Samaria y hasta el fin del mundo". Al terminar, dijo "Palabra de Dios", y el cura que presidía le replicó, escandalizado: "¡Eso sí que no!"

-Otro monje me dijo que asistió a una Misa en la que salió a leer una monja que no leía muy bien que digamos. Le tocó leer lo de "Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe", y la monja leyó el "si" condicional como un "sí" afirmativo, poniéndole mucho énfasis. La sorprendida asamblea tuvo que escuchar de sus labios: "Sí, Cristo no ha resucitado; vana es nuestra Fe".

lunes, 16 de junio de 2008

Credo

Porque a veces uno necesita apagar la inteligencia; porque a veces no es cuestión de razonar (a veces), sino de exultar, de gritar jubilosos qué grande es en medio de nosotros el Santo de Israel, volver a mirar a Cristo y decirle "¡Amor mío! ¡Tú todo mío y yo todo tuyo!", o sólo mirarle a los ojos y sentirle, y falta la respiración (¿cómo es que me quieres tanto?). Porque a veces necesitamos decir "creo en", y no "creo porque". Porque al final lo que nos salva es el amor de Cristo. Por todo esto, yo recito el Credo por las noches, muy despacio, saboreando cada palabra. Qué suerte poder hacerlo. Qué desgraciado el que no pueda tener esta suerte.

sábado, 14 de junio de 2008

Frases extremas (III)

Aquí va la tercera recopilación de frases extremas, frases de santos o teólogos o de la Biblia que considero que tienen fuerza expresiva y que me emocionan. Todas tienen algo que decir.


"Si no fuese tuyo, Cristo mío, me sentiría criatura finita." (San Gregorio Nacianceno)

"He esperado en el Señor; y Él hacia mí se ha inclinado, ha escuchado mi grito y me ha sacado de la fosa infernal." (Salmista)

"Recitaremos el Gloria y el Credo como si nuestra vida dependiera de ello, porque depende." (Scott Hahn)

"Jesús me dice que sea santa. Que haga a la perfección mi deber. Que mi deber es la cruz." (Santa Margarita María Alacoque)

"No te obstines en esas cosas, pues nada de eso es Dios." (Beato Enrique de Suso)

"Con Cristo estoy crucificado: y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí" (San Pablo)

"¡Jesús mío! ¡Amor mío! ¡Tú todo mío y yo todo tuyo!" (Tomás de Kempis, "Imitación de Cristo")

"Habéis oído que se dijo `amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo´, mas yo os digo: amad a vuestros enemigos, y rogad por los que os persigan." (Jesucristo)

viernes, 13 de junio de 2008

Oración de un discípulo que busca la humildad

Señor, que nadie me mire,
que nadie me escuche,
que nadie hable de mí.

Permíteme reflejar de tal forma tu esplendor
que la gente te vea a ti en mí,
oigan en mis palabras las tuyas,
y que sea sólo de ti de quien hable.

jueves, 12 de junio de 2008

El Cordero y la historia

En el 6º párrafo del punto 3 de la Carta del Santo Padre a los católicos de China, el Papa hace una bonita interpretación del pasaje del Apocalipsis en el que el Cordero Degollado es el único que puede abrir el Libro. Aunque, por supuesto, este pasaje también significa que sólo el Cordero es el intérprete digno de las Sagradas Escrituras (pues Él les ha dado "pleno cumplimiento"), ésta otra figuración es hermosa, y quiero comentárosla.

El Libro es el Libro de la Historia del mundo, y de la historia personal de cada uno. Y sólo Jesucristo puede abrirlo. O sea, tanto los acontecimientos del mundo como los que acontecen en cada vida tienen significado, pero tan sólo Cristo lo ve, sólo Él interpreta la historia. Él, y sólo Él, rige la Creación y sabe por qué sucede cada cosa, pues a Él le ha sido dado "todo poder en el Cielo y en la tierra". Los famosos argumentos emocionales contra Dios del tipo de "¡Por qué ese Dios que me ama me hace pasar por tal cosa!", son un absurdo. Todo pasa por Dios, y Él decide qué pruebas hemos de pasar, pero rebelarnos no hará otra cosa que sumirnos en la amargura: Dios quiere darnos RESPUESTA a estos acontecimientos, quiere enseñarnos cosas a través de ellos. ¿Y cuál es la lección? Que Dios es lo único que nos puede salvar. Pero por los matices de ésto en cada persona, nadie debe erigirse en intérprete de la historia personal del otro ni, por supuesto, de la historia mundial: el Apocalipsis es claro en ello; sólo el Cordero puede abrir los sellos del Libro. Los guías espirituales pueden únicamente aconsejar sobre las historias particulares de los que guían y enseñarles a abandonarse a Dios, pues sólo el abandono en Dios nos hará confiar en que cada acontecimiento personal o global nos ayudará para bien.

Algunos dicen que ésto es conformismo: el "si sale bien, Dios me ha ayudado, si sale mal, Dios me enseña algo" les parece una actitud de quien se aferra a Dios desesperadamente, cosa que conideran patética, oscurantista, necia, irracional, etc. Varias cosas: primero, dado que no hay otro apoyo firme en la tierra, todos debemos aferrarnos a Dios de esta forma, la opción es vacío. Segundo, incluso los ateos reconocen que algunos acontecimientos sólo se interpretan mirando hacia atrás cuando ya han pasado, así que no es tan absurdo confiar en Dios para la comprensión de la historia. No necesitamos esperar el final para ver qué había de enseñarnos tal o cual experiencia, pues Dios ya lo sabe y nos basta.

María, refugio de los pecadores

La adoración o latría a Cristo es el deber primordial de todo cristiano. Sin embargo, junto a ésto, como cristianos debemos profesar veneración (dulía) por nuestros hermanos que ya ven la gloria de Dios, los santos, y una muy especial veneración a nuestra Madre del Cielo, María, por quien profesamos suprema veneración (hiperdulía, superior a la dulía y por debajo de la latría). Ningún cristiano puede vivir correctamente el cristianismo sin venerar a María, por dos motivos: el primero es porque Cristo nos la dio como Madre y debemos imitar al apóstol san Juan y "acogerla en nuestra casa".

El segundo motivo es por la dualidad de Cristo: por un lado es hombre, y como tal es muy cercano a nosotros, y no debemos tener miedo a estar con Él. Debemos tener confianza y cariño con nuestro salvador, ya que Él nos conoce y conoce nuestras debilidades. La imagen suprema de la confianza y acercamiento a Cristo es san Juan en la Última Cena, recostado contra su pecho. Sin embargo, Dios es inmenso e infinito, su majestad no tiene comparación con nada y su mismo Amor es como un fuego que deslumbra y que puede consumir. San Juan, el mismo que se apoyó en el pecho de Cristo, cae rostro en tierra cuando le ve en majestad en el Apocalipsis. Cristo es Dios, y aunque se nos ha dado como mediador entre la infinitud del Padre y la pequeñez de los hombres, incluso Él es DEMASIADO GRANDE, y para el Mediador necesitamos otro mediador, si queremos hacer justicia a su Majestad. Y ahí es donde entra María. María es el refugio de los pecadores, la santísima humana que nos acoje y nos presenta a su hijo Jesucristo para que éste a su vez medie por nosotros. Si hay alguien sencillo y humilde, ésa es María. A ella sí que nunca tendremos miedo de acercarnos.

Podemos pensar que para qué tantos pasos, de María a Jesús y de Jesús al Padre... vamos directamente a Jesús y ya está, ¿no? Cuidado: eso puede ser orgullo. Recordemos que somos pecadores, y todo lo que hagamos para manifestar nuestra pequeñez no sólo será correcto, sino que agradará a Cristo. Jesús, que nos ama y media por nosotros, quiere que nos acerquemos a Él sin vanidad ni pretensión, y el hacerlo a través de su Madre nos ayuda a ésto. Ir a Jesús por María es agradar a Jesús, en definitiva. Porque es refugiarse en el Refugio de Pecadores, y eso significa reconocer que uno es pecador y que sólo la misericordia de Dios le salvará.

lunes, 9 de junio de 2008

Cáritas (caridad, amor)

Según san Pablo, la Caridad es la mayor de las tres virtudes teologales, y la considera además como el mejor camino de llegar a Dios (justo antes del Himno a la caridad, dice: "¡Aspirad a los carismas superiores! Pero aún os voy a mostrar un camino más excelente (...)", y da comienzo al himno). La considera la virtud superior en primer lugar porque es la única que perdura en el Cielo, pues cuando veamos a Dios no necesitaremos Fe ni Esperanza, pues ya le habremos conocido, pero desde luego sí Caridad, pues el Cielo se gobierna en el Amor.

Pero la Caridad es además la mayor de las virtudes porque, del mismo modo que la Fe es estéril sin Esperanza, ambas son una idiotez si su vivencia no nos lleva a imitar a Cristo y a seguir sus consejos. Santiago nos retará a mostrar nuestra Fe sin obras, diciéndonos que él nos va a enseñar por sus obras su Fe. Es evidentísimo: si encontramos a Dios, y Él nos envía su Espíritu, también nos colmará de su Amor ("El Amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo(...)"). Y desde ese momento, la vivencia de Dios necesitará de obras que muestren y acrecienten la presencia de Dios en nosotros. Creer y esperar en Dios sin ayudar a prender el mundo del fuego de Cristo y socorrer a los necesitados es una hipocresía. Todo el cristianismo se mueve por la caridad: ella impulsó a Madre Teresa a servir a los pobres, por ella san Francisco Javier viajó por el mundo y en ella se mueve el Espíritu de la Iglesia desde los tiempos primitivos, en los que los paganos exclamaban admirados ante el ejemplo de los cristianos: "¡Mirad cómo se aman!".

Caridad, caridad y caridad. Pidámosla a Dios, pues sin ella nuestra Fe y nuestra Esperanza se quedan inmóviles y carentes de sentido. Además, por ella seremos juzgados. Recordemos a Cristo diciendo que "lo que hicisteis a uno de estos pequeños, a mí me lo hicisteis".

Spes (esperanza)

Oí en un capítulo de C.S.I. una cosa que se quedó en mi cabeza dando vueltas: un médico asegura que, como médico, él vende esperanza, y que ésta es la base de la medicina. Uno de los protagonistas de la serie le replica: "La base de la medicina es la curación. LA DE LA ESPERANZA ES LA ORACIÓN."

Se me antojó brillante este consejo que sin querer me daba una serie nada religiosa. Creer en Dios uno y trino, es decir, ser cristiano, se fundamenta en la Fe. Pero esta Fe no sería nada si se quedase en una mera creencia, sólo hay que ver la cantidad de gente que cree en Dios pero no le rinde ningún culto ("yo creo en un Dios pero no en la Iglesia" y cosas así se oyen a diario). Pero el cristiano se somete a una serie de cultos profundísimos porque no sólo cree en Dios, sino que además ESPERA en Él y en sus Promesas, que es lo que conocemos como esperanza. De esta forma, las virtudes teologales de la Fe y la Esperanza no sobreviven la una sin la otra: la Fe que no espera no es Fe, sino creencia supersticiosa, y la Esperanza sin Fe es una estupidez, ya que esperar sin creer en Dios es esperar en nada. (Y ambas virtudes teologales encuentran su expresión en la aplicación en la práctica del mensaje deDios, es decir, en la Caridad, que san Pablo denomina "la mayor de las tres".)

Tanto la Fe como la Esperanza se consiguen sólo por regalo de Dios, y el creyente sólo las recibe y aumenta pidiendo a Dios que se las dé o aumente. En este sentido ambas tienen como base la oración, pero la Esperanza la tiene ESPECIALMENTE como base porque sólo espera en Dios el que se comunica con Él. Así, el que pide espera que se le dé; así, el que alaba espera que Dios escuche y se complazca en su alabanza. Por eso, el que espera en Dios reza. Se pone en contacto ESPERANDO SER ESCUCHADO. Y así con su Esperanza en ser escuchado alimenta su Fe en el Dios que le escuchará, y cuando Dios le responde puede decirle verdaderamente que "su Fe le ha salvado". Su Fe le salva, sí, pero cuando cobra vida y se convierte en espera confiada frente a la adversidad. O sea, Jesucristo nos salva o cura por nuestra Fe, pero nuestra Fe encuentra su apoyo en nuestra espera confiada. El ser humano no sólo se salva por Fe, dice Santiago en su epístola, y tiene razón: se salva por Fe y Esperanza. (Y caridad, of course... os debo un artículo sobre la caridad.)

sábado, 7 de junio de 2008

Lucas 3:16 (2ª parte)

En una interpretación más profunda que NO EXCLUYE a la de la 1ª parte, situada debajo de ésta, vemos cómo san Juan anuncia la era en que el símbolo y el ritual pasan a una realidad mucho mayor. Él bautizaba de forma simbólica, pero el bautismo en Espíritu y fuego es completa y dramáticamente REAL. San Juan está anunciando la era del sacramento, y el final de la era del símbolo. Esta nueva era de realidades no simbólicas empezará en Pentecostés: ahí descenderá sobre los apóstoles el Espíritu Santo, el fuego en forma de lenguas y el amor de Dios ("El Amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado"), fuego en sentido figurado (al Amor de Dios se le llama "fuego devorador").
Los judíos valoraban muchísimo los símbolos, pero san Juan les anuncia que serán bautizados en el espíritu de Dios y en su amor. Es decir, a partir de Jesús no habrá símbolos, sino la verdadera recepción de las realidades espirituales. No será sólo agua sobre la cabeza, sino el descenso del espíritu y del amor de Dios sobre el creyente, sobre mí y sobre ti.
Creo importante señalar que san Juan no predica que los símbolos se acabarán, ésto lo habría dicho más claramente. Lo que dice es que vendrá una época en que, aunque haya símbolos, la adoración y fidelidad a Dios se sustentará en REALIDADES PLENAS. Y esta profecía se cumple: en el Bautismo REALMENTE nos convertimos en hijos de Dios, en la Eucaristía recibimos EN VERDAD a Cristo, y así los siete pilares sacramentales.

Es importante añadir algo más aún: gracias al Bautismo no-simbólico de Jesucristo, los cristianos no son los tipos que se han mojado la cabeza. El cristiano es el que vive en Espíritu y amor de Dios. Por lo tanto, como cristianos que somos, aprendamos a andar en Espíritu y Amor, y tratemos de inflamar a los demás transmitiéndoles ésto que hemos recibido. Recordemos que "charitas Christi urget nos", el amor de Cristo nos apremia. Nos apremia porque el Espíritu que hemos recibido busca extenderse a nuestros hermanos. Es nuestra obligación transmitir con alegría que vivimos en Espíritu y alentados por el Amor de Dios. El "fuego" con que fuimos bautizados busca ser un incendio. Que nos dé Dios el valor de abrasar la tierra entera.

Lucas 3:16 (1ª parte)

En este versículo del Evangelio de Lucas, san Juan Bautista dice que él bautiza con agua, pero que tras de él vendrá alguien que bautizará con Espíritu Santo y fuego. Esta afirmación la considero de gran riqueza, y voy a intentar expresaros lo que veo en ella.

En primer lugar, veo que Juan está hablando claramente de Dios. Juan dice que el que viene detrás de él ES DIOS. Fijáos: bautizar "en" o "con" el Espíritu Santo es señal de que el que viene detrás puede MANEJAR, por decirlo así, al Espíritu de Dios. Sin embargo, todos los judíos sabían (y todos los cristianos sabemos) que le Espíritu de Dios sólo puede ser controlado por Dios, ya que ES Dios mismo. Sólo Dios puede enviar su Espíritu. La promesa de que vendrá alguien que lo enviará es, por tanto, alucinante, es el anuncio de que vendrá "Dios con nosotros" (y eso significa "Emmanuel").

La afirmación del fuego indica que el que vendrá puede dominar absolutamente la materia. Juan dice que lo que él hace con el agua el que viene tras de él lo hará con fuego. ¿pero quién puede coger fuego y echarlo sobre la cabeza de otro? El fuego es un elemento indómito, y muy especialmente sería considerado así hace 21 siglos, cuando no se conocían los avances técnicos de hoy. Sólo una persona con dominio completo de la materia podría hacer eso, pero Dios ya ha demostrado que puede controlar el fuego (la zarza ardiente, el fuego que no consumía en que se alojó y que tiene una interpretación teológica en la que no entro). Este anuncio de Juan tiene el matiz importantísimo (aunque no excluyente, como veremos) de que anuncia que el que viene detrás es Dios, porque sólo Dios puede enviar su Espíritu y controlar la materia de una forma tan sorprendente.
San Juan Bautista anuncia al Mesías no sólo al decir lo que no es digno de desatarle las correas de las sandalias, sino también al anunciar el bautismo que traerá, un tipo de bautismo que ni humano ni ángel ni demonio puede suministrar.

jueves, 5 de junio de 2008

Sobre búsqueda, amargura y apostolado

En un blog de un anti-católico, encontré una cita que más o menos decía: "Acércate a los que buscan la verdad, aléjate de los que dicen tenerla". Conozco a varias personas con esta actitud, pero se me antoja absurda: la persona que busca la verdad está esperando encontrarla, pues eso significa "buscar". Por tanto, podríamos decir que la persona que busca la verdad está "esperando el momento en el que pueda decir que la ha encontrado". Visto así, ¿no es muy absurda la actitud que refleja la cita? ¿Para qué te acercas a alguien que en el futuro será alguien de quien te tendrás que alejar?

La búsqueda es más imperfecta que el haber ya encontrado, porque el que busca, ¡quiere encontrar! El problema es cuando el que busca la verdad no lo hace correctamente. La gente ha rechazado la verdad de Dios, y busca esa misma verdad en cualquier otra parte. Me recuerdan a los afectados de una enfermedad mental que te impide reconocer a las personas. El afectado mira a su padre y éste le dice "soy papá". Pero el enfermo le contesta que no, que eso es mentira, y le da la espalda para buscar a su "verdadero" padre. Del mismo modo, muchos buscadores de trascendencia rechazan al Dios que se les ofrece con amor infinito y se giran a seguir buscándole. Y claro, no encuentran sino vacío. ¡Qué amargo es eso! ¡Qué amarga esa búsqueda, qué amargo buscar la padre al que has dado la espalda! Les compadezco sinceramente, porque la vida que lleven se les hará insostenible.

¡Gritémosles que el Dios que rechazaron es el verdadero! ¡Librémosles de experimentar el Infierno en la tierra y en la eternidad! Será difícil, habrá que rezar mucho, amar mucho, tener mucha paciencia y cariño... pero vale la pena. ¿O hay algo más grande que salvar a alguien de sí mismo?

miércoles, 4 de junio de 2008

¿Valores?

En la peli "Los visitantes no nacieron ayer", que va de dos tipos del medievo que aparecen en la era moderna, hay una escena que me encanta: el protagonista (Jean Reno) intenta convencer a su escudero de que deben volver al medievo porque si se quedan se pudrirán en vida en pocos días. Le dice que ya está podrido por dentro, y que lo compruebe por la fetidez de su aliento. El escudero efectivamente lo comprueba, echándole el aliento a alguien, y ve que es cierto. Sin embargo, al final de la peli se niega a volver, porque una amiga que ha hecho le ha dado la solución contra su fetidez: ¡pasta de dientes!

Es absurdo, ¿no? Imaginemos que el escudero se estuviera efectivamente pudriendo por dentro... la pasta de dientes no habría sido la solución, porque atacaba un síntoma, la halitosis, no el problema, que es que ¡se está pudriendo!

Os pongo esto porque el otro día hablaba con un amigo muy querido que me decía que la música no debía ser usada para evangelizar, sino para transmitir valores. Y me quedé pensando en eso de los valores, en la tendencia de muchos cristianos de hablar con no-cristianos, no de la redención de Jesucristo, sino de llevar una vida virtuosa, "con valores", ofreciendo moral en vez de religión.
No estoy para nada en contra de los valores y las virtudes, sé que puede hacer mucho bien en una sociedad sin rumbo que se vuelva a vivir la solidaridad, la sinceridad, la fortaleza, etc. Pero detengámonos un momento: los valores no son el fin absoluto, y no ofrecen nada de cara a las preguntas de quién soy, adónde voy. Los valores pueden hacer llevar una vida más digna, pero no dan sentido a esa vida. Por tanto, ofrecer valores para que los demás tengan una vida con sentido es como ofrecer pasta de dientes para no pudrirse por dentro: se busca remediar el síntoma (el vacío y la falta de rumbo), no la enfermedad (el hecho de que Dios no gobierne la propia vida). Hay que hablar de Jesucristo. Enseñaremos a vivir las virtudes por amor a Dios, no deificaremos esas virtudes porque si no no sacaremos a la gente de su vacío. Sólo lograremos hacerles creer que si se lavan los dientes no se pudrirán, que si son buena gente Dios los salvará. Y Dios salva al que acepta su sacrificio en la cruz. Como dijo un amigo mío muy bestia, "la buena gente se va al Infierno".

lunes, 2 de junio de 2008

Oración amarga

Señor, hoy no puedo hablar, hoy no puedo pensar. Hoy no me apetece hacer nada, y sólo quiero que pase este día para ver si mañana me levanto mejor. El aire que respiro huele a derrota. A las nueve de la mañana, derrotado. No haré nada de lo que tengo que hacer, no cumpliré con mis obligaciones y sólo saldré a pasear si llueve. Hoy preferiría no haberme despertado.

¿Por qué, Señor? ¿Por qué soy así? ¿Puedes decirme qué me lleva a comportarme de esta forma? Me dijeron que tú me quieres como soy, pero, ¿cómo vas a querer las partes de mi carácter que me alejan de ti? No pido que me salves, ni siquiera eso me apetece. No pido que me respondas a por qué hay gente que sufre en el mundo, como tantas personas te piden. Sólo dime por qué hay días que me levanto hecho una mierda. Sólo dime por qué, cuando esto me pasa, no hay nadie que me saque de casa o me levante del sillón. ¿Si nada escapa de ti, como es que yo lo intento? ¿Por qué permites que se me pase por la cabeza? No lo entiendo...