viernes, 30 de mayo de 2008

Calvary

Os pongo una canción muy happy de Michael Sweet, llamada Calvary, Calvario, del álbum Him. Me ha parecido curioso que cante tan alegremente sobre un hecho que se ha considerado tradicionalmente en su aspecto más doloroso. Está muy bien la letra. Realmente la canción no tiene vídeo, son sólo un montón de fotos, pero vale la pena escucharla. En serio.



CALVARY

En vanidad y orgullo años gasté,
sin importarme crucificar a mi Señor,
sin saber que en el Calvario fue por mí
por quien murió.

La Palabra mi pecado me enseñó,
y temblé ante la Ley que desprecié
hasta que en el Calvario su perdón
yo imploré.

-------------

(ESTRIBILLO)
Allí la gracia fue gratis y grande la piedad,
el perdón se me dió en aquel lugar,
mi alma en el Calvario encontró la libertad.

--------------

Ahora le he dado todo a mi Dios,
con gusto le proclamo mi Señor,
y sólo sobre el Calvario yo
puedo cantar.

Oh el amor que me dio salvación,
oh la gracia que en hombre Le transformó,
oh el gran golfo que en el Calvario
Él atravesó.

-------------

(ESTRIBILLO)
Allí la gracia fue gratis y grande la piedad,
el perdón se me dió en aquel lugar,
mi alma en el Calvario encontró la libertad.

jueves, 29 de mayo de 2008

Intercambio

Señor, te cambio mi capacidad de expresarme por escrito por un poco de coherencia. Por favor, ya basta: escribo mejor de lo que vivo. Dame tú la gracia de que sea al revés. Porque así no sirvo de nada, de nada. No quiero ser el que enseña sobre Ti, quiero ser el que aprende. No el que teoriza, sino el que practica. No el que invita a los demás a amarte, sino tu amante.

Señor, vuélveme estúpido, por favor. Que me levante mañana torpe y lento, que de repente sea demasiado bobo. Lo prefiero a esta inteligencia que no me hace vivir según tus preceptos. Hablo demasiado bien y actúo demasiado mal.

Al que lea esto, por favor, aléjese de mí, soy peligroso. Soy la incoherencia viva y acabaré escandalizándole. No me mire. No me lea. Como el leproso avisaba, así yo debo avisarle: "¡Impuro, estoy impuro! ¡Apártese! ¡Llame al Señor para que me cure!"

Ver a Dios

Es casi un transplante de ojos: hemos de llegar al punto en que nuestra forma de mirar el mundo en todo nos haga percibir a Dios. Todos los cristianos necesitamos esta actitud, la de mirar al prójimo y ver en él a Cristo, la de andar por la calle y saber que Él camina a nuestro lado. La de sabernos en todo momento en su presencia, y tratar de agradarle con lo que estemos haciendo. Sin esto, nuestro cristianismo se reduciría a una patética "función" en nuestra vida, y no es eso lo que somos los cristianos: somos los redimidos de Dios, aquéllos a los que ha salvado de la podredumbre del mundo y que estamos obligados a anunciar el Evangelio. Y ¿qué clase de enamorados, de siervos, de redimidos somos? ¿Encajan estos nombres con la actitud del que es cristiano a veces, del que no ve a Dios en todo y todos?

Me diréis que es más fácil hablar que hacer. Soy consciente, de hecho yo mismo soy el primer oyente interesado en lo que digo. Pero hagámonos a la idea: estamos llamados a la santidad, es decir, a vivir para la gloria de Dios y el servicio del prójimo, en el que descubrimos a Cristo. Pero nadie da lo que no tiene. ¿Cómo vamos a vivir para la gloria de Dios si no le tenemos siempre presente? Pensar en Dios hagas lo que hagas es el fundamente básico para la santidad en lo ordinario. Y ésta es la vocación primordial de todo cristiano.

"¿Y cómo lo hago?" ¡Ah, pídeselo, pídeselo! Cada mañana, al levantarte: "Señor, déjame verte en todo y todos. María, ángel de mi guarda, concededme esta gracia. Ayudadme a dar gloria a Dios y servir a los demás." Recordemos que Dios dijo que el que pidiera, se le daría.

martes, 27 de mayo de 2008

Humor eclesial

Bueno, el humor no es malo, si no es destructivo e inmisericorde... es más, yo creo que cuando uno aprende a reírse de sí mismo, es señal de que ha asimilado como toca sus convicciones. El truco está en no pasarse. Y no hay señal de madurez mayor que contar chistes que te conciernan, p. ej., un negro contando chistes racistas de negros se ganaría todo mi respeto, o un comunista criticando con humor el comunismo. Aquí os dejo dos chistes "antieclesiales", y lo entrecomillo porque creo que, aunque dejan mal a la Iglesia, no pretenden destruirla. Es una prueba de que el humor es perfecto cuando se ríe de uno mismo. (Y, por supuesto, lo que dicen los chistes NO ES CIERTO.)

----------

La Trinidad va a hacer un viaje, y se reúne a decidir dónde ir. Dios Padre dice: "Podríamos ir a Judea, a ver todo aquéllo de nuevo." Dis Hijo le replica: "Papá, que allí me mataron... no me apetece volver... pero podríamos ir a Ur de Caldea, o por la zona." Pero el Espíritu Santo responde: "Uy, con la de problemas políticos que hay en Oriente Medio... quita, quita."
Se quedan pensando... y Dios Padre dice: "¿Y si vamos a Roma?" Y el Espíritu Santo contesta: "¡Eso, eso, a Roma! ¡Que yo allí no he estado nunca!"

----------

Hay tres cosas que Dios no sabe: dónde acaba el Camino Neocatecumenal, cuánto dinero tiene el Opus Dei y cuál es el pensamiento de un jesuita.

domingo, 25 de mayo de 2008

Fragmento de una entrevista a Satanás

-Mr. Satán, la sociedad habla mucho menos de ud. hoy en día que, por ejemplo, en la Edad Media. Dígame, ¿se siente molesto por este desprecio?

-Oh, en absoluto, querido amigo. Verás, la sociedad no habla de mí, pero es cada vez más mía. Ahora se habla de libertad en vez de de pecado, de karma y yoga en vez de del Cielo y del Infierno, incluso muchos satánicos no creen realmente en mí... y gracias a ello, todos pecan sin arrepentirse, se apartan de ese monstruoso Dios y se dirigen hacia mí. Aunque todos consideren ridículo pensar que existo, ¿qué más da? Son míos. Yo reiré el último. Yo quedaré saciado.

-Dice ud. que todos lo harán, pero ¿y los cristianos? ¿No teme que desenmascaren su plan?

-Oh, verás, no les tengo miedo porque no pueden combatirme: están muy mal preparados. Te pongo un ejemplo: aparece en la tele un cómico que me pertenece, y hace un chiste antieclesial. Los grandes santos (los que más problemas me dieron) cambiarían el canal y rezarían por el cómico. Los cristianos de hoy ¡le ríen la gracia y siguen viéndole! Lo mismo pasa con la música, y con todos los ámbitos: no son valerosos, no quieren luchar por miedo a la burla. Es decir, si lograsen ver cuántas almas recibo por medio de la música, por medio del cine o el humor... harían cine, música y humor cristiano para contrarrestarme, y acabarían conmigo. Por suerte, pocos se atreven y los que lo hacen consiguen muy poca proyección y así, cada vez menos lo hacen, con la excusa de que "no se publicita, así que no sirve de nada". Ésta excusa vale con todas las formas de evangelización; las he derribado todas.
Vamos, que si se organizasen, mi imperio se acabaría, es verdad, y por eso les tengo vigilados. Pero no hay peligro de que combatan. Yo me he encargado de decirles que es inútil, y los muy bobos me han creído.

viernes, 23 de mayo de 2008

La decisión libérrima

Comentaba hace un par de días cosas sobre la libertad y cómo nuestra decisión de seguir a Dios es el uso de la misma, a la vez que es aquéllo para lo que fuimos creados. Es decir, Dios pide una decisión libre pra realizar su plan, pero el hecho de que podamos elegir NO SIGNIFICA que dé igual escoger a Dios que no escogerle. Sólo significa QUE PODEMOS TOMAR UNA DECISIÓN.

Porque aunque esta elección sea libre, las consecuencias de ella nos llevan a dos tipos de vida completamente distintos. Tomemos primero el caso cristiano: yo creo en Dios. La creencia de Dios me lleva a darme cuenta, por ejemplo, del enorme valor de la sexualidad humana, o de la importancia de la virtud, o de lo denigrante que es el pecado. Pero lo más importante es que creer en Dios me hace ver que Cristo me ama y Él quiere lo mejor para mí. Todo esto me lleva a una actitud: ya no haré nada por mis apetencias, o por lo que diga la gente, o por lo que sea. Sólo haré las cosas guiado por mi voluntad de santificarme y agradar a Dios. Es decir, en todo momento mi voluntad será inflexible, y mi voluntad quiere amar a Dios, a los demás y a mí mismo, por ese orden. Y esto es la suprema libertad: no hago nada contra mi voluntad, sino sólos egún la guía de un Dios que sugiere y nunca impone. Y si le desobedezco, ¡me perdona!
El no-cristiano parece a priori más libre. "¡Ei, yo lo hago con mi novia!" El cristiano no lo hace porque sabe que está mal... y parece que es más libre el que no se deja llevar por las directrices de esa cosa antigua llamada conciencia. Pero es fácil ver que es libertad de cartón: sólo hay que decirles a esa gente tan libre que deje de hacer lo que hace, aunque sólo sea para probar. ¡Se verán incapaces! Porque son esclavos de sus apetencias.

Ésto es por lo que un cristiano es libre: porque Dios no esclaviza, sólo guía. Nosotros no somos esclavos de nada, porque de Dios no lo somos ni del pecado porque Él nos libera. Y aunque el resto parezca más libre... están sumidos en la más patética esclavitud. Qué pena que sean tantos. Cuánto hay que rezar.

El poder del sacrificio

Uno de los momentos más grandes en la santificación personal es cuando nos damos cuenta del valor que tienen nuestras mortificaciones para Dios, y qué raro que tan pocos cristianos sean conscientes de ello. Es curioso que le pidamos muchas cosas a Dios, pero no ofrezcamos ni siquiera un pequeño "hoy no tomo postre" por la intención que tenemos. Como dijo el santo Cura de Ars a un sacerdote que se quejaba de que había hecho todo por atraer feligreses a su parroquia sin resultados: "¿Ha ayunado usted? ¿Ha dormido sobre duro? ¿No? Entonces no ha hecho nada."

Dios, en su inmenso amor, permite que de alguna forma muuuy reducida participemos en el sacrificio redentor de su Hijo, añadiendo a sus sufrimientos nuestras pequeñas muestras de mortificación. Todo vale para esto, cualquier tipo de sacrificio, desde el que nos viene "impuesto" (como mi diabetes que me obliga a privarme de muchas cosas pero yo le doy sentido ofreciéndolo a Dios) hasta lo más voluntaria (como ponerse el cilicio, por citar grandes sacrificios). Nadie es capaz de entender esto, ni creo que sea explicable por la razón: Dios ya tiene decidido el camino de cada uno, pero a la vez nos permite que recemos y tiene en cuenta nuestra oración; Dios con su sacrificio ya redimió a toda la humanidad, pero nos permite sumar a esa plenitud nuestros propios sufrimientos. Qué decir. No se entiende, pero es así, y es algo muy grande.

¡Ah, si pudiésemos ver hasta qué punto Dios toma en cuenta nuestras mortificaciones! Si lo lográsemos ver, estoy seguro que nos pasaríamos la vida ofreciendo sacrificios cada vez más insensatos, y os aseguro que estaríamos salvando al mundo con ello, mientras comemos pan y dormimos sobre tablas.

Una última reflexión: yo creo, y vosotros creéis, porque alguien en el pasado, que a lo mejor ni nos conocía, se sacrificó por nosotros. Y vosotros y yo le debemos la Vida. ¿No os animáis a generar futuros creyentes, futuros sacerdotes, futuros monjes y monjas, mediante este sistema?

Libertad y vocación

Como ya os decía en otro artículo, la libertad es un regalo de Dios que no es sino muestra de su increíble amor, superior a nuestra comprensión. Os comentaba en él que somos libres de decidir la compañía de Dios, y que Él respeta nuestra libertad, como dice san Agustín: "Dios, que te creó sin tu consentimiento, no te salvará sin tu consentimiento."

Esto es así porque propiamente el existir ya es un regalo. La afirmación del obispo de Hipona plantea un problema, porque hay quien se queja de que Dios no le diese a elegir el haber nacido. Sin embargo, pensadlo bien: el ELEGIR ya implica EXISTIR. Por eso, pedir esto es absurdo. Si yo aún NO EXISTÍA, ¿cómo iba Dios a pedirme permiso para crearme? Dios estaría hablando con la nada, y la nada no puede tomar decisiones, daos cuenta.

Entonces estamos existiendo, sin nuestro consentimiento, lógicamente. Y aparecen nuevas preguntas como ¿a santo de qué iba Dios a crear un mundo que no necesitaba, ya que Él no necesita nada, no depende de nada? Y, sobre todo, la pregunta más amarga es ¿por qué Dios, que no me necesita, me pide que obedezca su voluntad? La respuesta es simplemente que Dios me crea para que sea feliz, y yo seré feliz desarrollando una "función" en concreto dentro de su creación, y esas funciones le tienen como centro a Él. Esto no es egoísta, porque el egoísmo es el defecto del que se cree el ombligo del mundo cuando no lo es, y Dios ES el "ombligo del mundo", la razón de la existencia. Entonces, no hay egoísmo en dar a cada uno una función concreta (a uno le llamará a estar casado y tener cinco hijos, a otro le pedirá que sea sacerdote en Samarruga de la Punta), porque es la función que nos hará felices.

Pero Dios nos ama con tanta locura que quiere que elijamos esa "función". Y ésta es la libertad, elegir el servicio en la vocación concreta e irrepetible que Dios nos ha dado. Entrar en el Cielo no es un "examen" de buenas obras exigentísimo, sino sólo el ver si el alma que "llega" ante las puertas del Cielo ha aceptado el sacrificio de Cristo y ha cumplido su Voluntad, o sea, ha desempeñado su función, durante el tiempo que le restaba de vida. Es, en definitiva, ver si hemos "dado el consentimiento de que Dios nos salve". Así pues, san Agustín tenía razón.

jueves, 22 de mayo de 2008

La experiencia de Dios

Bien sé yo que la Fe puede (y debe) ser razonada... sin embargo, esta entrada la hago para hablar de un fenómeno que no tiene respuesta en ninguna razón, y es la experiencia de Dios, también llamada por algunos el encuentro personal con Dios.

Lo lamento, pero no puedo definir lo que es. Sé que todo cristiano lo experimenta, el que no lo haya hecho lo hará, pero la única manera de hablar de ello es contando cómo me ocurrió. En mitad de una Misa neocatecumenal, mientras repartían la Sangre de Cristo, de pronto vino sobre mí una conciencia de ser amado por Dios. Era más que un sentimiento, era como una hiperrealidad, una vivencia que reducía a pavesas cualquier experiencia que en mi vida de niño -tenía 11 años- hubiera podido sentir. Era darme cuenta de que Dios me miraba, ¡y con qué ternura lo hacía! Recuerdo que lloré, experimentando ese Amor, y en mitad de la Misa no podía serenarme. Mi padre me llevó aparte y me preguntó qué pasaba, preocupado por mí. Supongo que pensaría que me encontraba mal, y como médico me intentaba ayudar. Pero mi respuesta sólo fue "Esque Dios me quiere tanto...". Eso era lo que sentía y estaba asimilando: un Amor mayor que el cual no había otro.

Después de eso he hecho muchas barbaridades, pero siempre he vuelto a la casa de mi Padre. Porque lo que Él imprimió en mi corazón era demasiado grande como para dejarme tranquilo entre las tonterías que el mundo ofrece. Aún hoy, a veces las argumentaciones intelectualoides anti-Dios me hacen dudar, pero en cuanto el recuerdo de aquella Misa viene a mí, me río. ¿Cómo va a ser Dios mentira? ¡Si es lo más real que me ha pasado jamás! Y lo mejor es reponderles a esos ateíllos del tres al cuarto con argumentos sobados con esta pregunta: "Y si todo eso es así, ¿como explicas, finalmente, esto que me pasó?" La respuesta menos ridícula que he oído era una que me acusaba de tener alucinaciones. Así que cuando oigo esas cosas me río, le rezo una jaculatoria a Dios, ¡y a seguir enamorado!

miércoles, 21 de mayo de 2008

Frases extremas (II)

Bueno, pues aquí tenéis otra selección de frases que ponen el primero a Dios. Disfrutadlas.


"Me obstinaré en quererte, Dios mío, porque eres Dios Tú mismo." (Ernestina de Champourcin)

"Que la santa cruz sea mi luz y nunca sea el dragón mi guía." (San Benito de Nursia)

"¡Hazme saber, Amado de mi alma, dónde apacientas el rebaño, para que yo no ande vagabunda detrás de otros compañeros!" (Cantar de los Cantares)

"Los pecados que ha cometido toda la humanidad a lo largo de todas las épocas son una gota insignificante que se diluye en el mar de la misericordia divina." (La verdad, no sé quién dijo esto)

"Si Tú salvas, ¿quién peleará conmigo?" (Isaías)

"Todo lo que no te lleva a Dios te está estorbando. Apártalo de tu camino." (San Josemaría Escrivá)

"Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres, mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los inteligentes." (Salmista)

"Buscad primero el Reino de Dios, y todo lo demás se os dará por añadidura." (Jesucristo)

"El que ama a su padre, a su madre, a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí." (Jesucristo)

martes, 20 de mayo de 2008

Un gran santo, sin duda

La Iglesia tiene en su historia grandes santos, todos dignos de veneración. Sin embargo, pocos santos ejercen sobre mí una fascinación igual a la de san Josemaría Escrivá, aunque yo no sea del Opus Dei.

Los motivos por los que admiro a este hombre y procuro darlo a conocer entre los cristianos son muchos, p. ej., su increíble capacidad de expresión. Pero uno de los mayores motivos es que ha escrito enseñanzas completamente universales. O sea, cuando yo oigo hablar de lo que dijo o hizo san Francisco de Asís (al que admiro), puedo considerarlo de gran sabiduría y aprender mucho, pero de alguna forma me veo observándole "desde fuera", porque muchas de sus enseñanzas son para un espíritu franciscano. Alguien de fuera puede seguirle, pero adaptando sus enseñanzas a su propia vida. Esto no pasa con san Josemaría, lo que él dice se aplica de forma directa sobre cualquier cristiano: la necesidad de evangelizar a través del trabajo ordinario, la importancia de las prácticas de piedad o de un director espiritual, la coherencia del cristiano, la importancia de la filiación divina, etcétera... son cosas que no son propias de la maravillosa obra que él fundó, sino que deberían ser práctica común entre todo cristiano que sepa lo que significa serlo.

Comprobadlo vosotros mismos: leed "Camino" y "Surco", y veréis que lo que dice ahí no es exclusivo deel Opus Dei, sino una guía para todo cristiano. Dice Opusprima en su blog que este santo no tardará en ser nombrado doctor de la Iglesia. Dios le oiga, porque este hombre es todo un referente para los cristianos que buscan serlo en su día a día. No por nada el siervo de Dios Juan Pablo II dijo de san Josemaría que podía llamársele "el santo de lo ordinario".

lunes, 19 de mayo de 2008

El arte como forma de evangelización

Creo en el arte como forma de evangelización, sea cual sea la disciplina. Pero una charla con un muy buen amigo me hizo darme cuenta de que no todos los cristianos piensan igual. Intentaré explicar por qué creo que el arte es bueno para evangelizar.

El arte nos mueve como personas, nos hace mella en nuestro ser trascendente. El arte eleva a la trascendencia porque se dirige a la persona completa. Me explico: el arte no es algo que emociona, o gusta, o hace pensar solamente. Se dirige al ser entero.
El ser humano tiene tres cualidades únicas, que le hacen humano: su inteligencia, su voluntad y su sentimentalidad (capacidad de amar, sentimientos). Para disfrutar del arte se precisan las tres. Ejemplo: voy a ver una exposición de pinturas. Esto es una decisión de mi VOLUNTAD. Llego y algunas pinturas me emocionan y gustan más que otras (SENTIMENTALIDAD), y, al gustarme, el mensaje que tranmiten logra hacerme pensar (INTELIGENCIA). He sido movido en mi persona completa.
Ah, pero la tracendentalidad del ser humano es algo que sólo encuentra respuesta en su relación con Dios. Si no, este sentido trascendente nos angustia, porque no encontramos nada que lo explique y nos calme. Y si el arte logra elevar a la trascendencia, y la trascendencia se reposa en que estamos llamados a la relación con Dios, ¿cómo no vamos a usar el mismo arte para expresar esa relación?

Vuelvo al ejemplo anterior, variándolo un poco: soy ateo y, por compromiso, voy a una exposición de pinturas cristianas. Pero, al llegar, miro las pinturas. Podría no hacerlo, estoy ahí por compromiso, pero lo hago. Es una decisión. Entra la VOLUNTAD. Entonces me llama la atención un cuadro de un crucificado. Está tan bien pintado que despierta algo en mí (SENTIMENTALIDAD). Y entra en juego mi INTELIGENCIA, que trata de interpretar el mensaje del cuadro. ¿Y a qué me está llevando ese cuadro sino a Dios? Puede que yo como ateo no me convierta en la sala de exposiciones, puede que el artista que pintó nunca vea los frutos de sus pinturas en mi alma... pero ese cuadro me conmueve en mi persona entera, y ése es el primer paso para cambiar de vida.
Ésto es lo que quiero decir: el arte es capaz de salvar almas.

sábado, 17 de mayo de 2008

Creo en el Infierno (2ª parte)

Otro de los motivos por los que creo en el Infierno es por la Justicia de Dios. No nos gusta hablar hoy en día de eso, suena anticuado, pero esta justicia debe ser considerada. Benedicto XVI dice en Spe salvi que un Dios que no fuese justo sería imperfecto, pues no podría responder a nuestro dilema sobre la auténtica justicia. Yo tengo en mí una idea de justicia que veo que el mundo no cumple, pues veo un mundo injusto... ¿qué es la justicia? Si es algo que no veo en el mundo, tiene que haberla puesto Dios en mí, ¿no? Un Dios sin Infierno, que da la misma recompensa a los que le piden perdón que a los que no lo hacen, no podría respondernos acerca de la justicia. Sería imperfecto. No sería Dios, por tanto.

Pero Dios sí es justo. Por eso, ante el pecado de Adán, su respuesta fue enviar al mundo a su hijo. Podría haberle dicho a Adán: "Vaaaa, te perdono, pero no lo vuelvas a hacer." Pero no, la humanidad estaba condenada a muerte por el pecado, y Dios cumplió esa condena. Pero también fue misericordioso: por su justicia, no pudo apartar la condena, por su misericordia, la cargó sobre sí, murió Él. Y ahora viene el asunto: Dios en su justicia NO PUEDE perdonar a aquéllos que han recibido la Buena Nueva de que Jesús les salva del pecado si ellos no le siguen. Dios envió el perdón, pero todo aquél que sepa que lo ha enviado y SE NIEGA a aceptarlo está alejándose de Dios voluntariamente. Por su misericordia Dios puede perdonar a aquéllos que no recibieron bien el mensaje de Cristo, o los que son de otras religiones, pero a aquéllos que lo recibieron BIEN y lo rechazaron VOLUNTARIAMENTE no puede haber más misericordia de la que ya ha habido: ya se les ofreció el perdón. Y ellos lo rechazaron.

Como podéis ver, Dios es muy bueno. Pero nos ha dado libertad, y ejerce su potestad con justicia. Esto sólo le hace más perfecto. Es necesario un Infierno para que cuaje esta libertad y esta justicia.

Creo en el Infierno (1ª parte)

[AQUÍ APARECEN ESPECULACIONES. SI ALGO DE LO QUE DIGO OFENDE, PERDÓN. SI ALGO DE LO QUE DIGO ES HETERODOXO, ME RETRACTO.]

Pues sí, frente a las teologías aguadas de algunos colegios y universidades cristianas, que enseñan que "Dios es Amor, y un Dios de Amor no podría crear un lugar tan malo", yo creo en el Infierno. ¿Por qué? Porque, aunque no pueda fijar el dogma del Infierno de forma conclusiva, hay varias cosas que me lo indican. La primera, la Escritura habla de él y el Magisterio Católico, único intérprete competente del Texto Sagrado, lo ratifica.

Pero pienso que puedo decir algo propio, digamos. Yo creo en un Dios amoroso hasta la locura, hasta el desconcierto de mi inteligencia. Y este Dios me regaló la libertad como regalo cojonudo, inmenso. No es un regalo "virtual", una especie de broma, qué va: Dios nos ha dado la oportunidad de elegir NO HACER aquéllo para lo que fuimos creados, que fue para servirle gozosamente. La elección es real: una persona puede pasarse toda la vida no haciendo lo que Dios quiere. Entonces, si su decisión ha sido no vivir para Dios, ¿cómo va a irse junto a Él tras su muerte? Si esto fuese así, la elección en vida de esta persona no habría sido real, porque no iba a cambiar NADA: el resultado es el Cielo. Si elijo amarle, me voy al Cielo, si no, ¡también! Eso es una libertad falsa, una especie de ilusión que Dios nos ha dado. Y eso sería malvado por su parte.

Tengo un amigo que para explicar el Infierno sólo hace una pregunta: "¿Tú podrías retener a tu lado a alguien que no te quiere?" Éste es el sentido de nuestra libertad. Dios "se arriesga" a perdernos al otorgárnosla, y esto demuestra que nos ama, quiere que estemos a su lado libremente. El Amor de Dios es perfecto, pero para darse en plenitud precisa de algo nuestro, a saber, una respuesta afirmativa. Si no se la damos, Dios se ve impotente para hacernos entrar en el Cielo, como el novio enamoradísimo se ve impotente para retener a su chica si ésta decide cortar.

martes, 13 de mayo de 2008

Inútil

Fui derrotado en todo lo que emprendí. Cada empresa se fue a pique, ni siquiera mi firme ánimo de ser buen cristiano resultó con éxito. He intentado seguir tu estela luminosa, Señor, y servir para algo. Y no he logrado sino miseria y derrota, harapos y frío en la noche de mi alma. ¿Cuándo veré cumplidos mis deseos de ayudarte? ¿Cuando serviré, Señor, y dejaré de ser un instrumento inútil?

Pero ¡aún me acuerdo, Señor! ¡Sabes que no lo he olvidado! Tu luz aquella vez, cuando me miraste, cuando me arropaste y me susurraste una nana al oído. Recuerdo el olor de tu túnica cuando me abracé a ti, cuando me prometiste que nunca me dejarías sólo. Y de eso se trata. No sirvo para nada, pero tú estas enamorado de este miserable. Y yo ya no puedo vivir lejos de ti.

¿Pero cómo será, Señor, que estás tan loco de amor por mí?

lunes, 12 de mayo de 2008

Crónica de una 1ª Comunión

Porque este domingo estuve en la de mi primo Tomás, y viví una de esas experiencias que no se sabe si son buenas o malas, pero que desde luego enseñan mucho.

La comunión fue en la capilla de un colegio de monjas de ésas que ya no llevan hábito y que por las cosas que enseñan uno duda que sean cristianas, qué pena. Y me llamaron la atención detalles poco místicos, la verdad. P.ej., la cantidad de gente que había fuera de la capilla, hablando y esperando a que la ceremonia terminase para poder felicitar al crío de turno por algo que no se habían dignado a presenciar. Debían de ser de esos familiares que no son cristianos pero que no pueden evitar asistir al compromiso, digo yo, y por eso no les juzgo. Pero da qué pensar ¿no? Es una muestra de hasta qué punto se han convertido las comuniones en una celebración social de pompa y circunstancia, privadas de todo el sentido que tienen. Como ciertos bautizos y ciertas bodas, pero a los ocho años. Y de hecho, muchos de los adultos que estaban allí tenían la misma actitud superficial que observamos en las bodas de tipo emperifollamiento, o sea, me emperifollo y miento. No pude evitar comentarle a mi padre, bastante dolido: "Joder, le han quitado todo el protagonismo a Jesús".

Gracias a Dios, pude evitar entrar a ese juego superficial de felicitaciones entre risas tontas y fotos insulsas con cámara digital. Porque yo estaba cuidando a mi hermano discapacitado, paralítico cerebral. Un detalle: poca gente le hizo caso, colocado en su carrito. Normal. ¿Ante quién se vuelve el rostro? El canto del siervo de Yahvéh dice que ante el Mesías destrozado. Y los que sufren son imagen suya. Pues eso. Felicité brevemente a mi primo, porque era una ocasión importantísima. Pero el resto del tiempo estuve ocupado: tenía que atender al mismo Jesucristo.

jueves, 8 de mayo de 2008

Ser vistos y no oídos

Porque a veces hablamos mucho, pero hacemos muy poco, Petra tiene este rocanrol que nos recuerda que la gente nos cree cuando ve nuestro ejemplo, no cuando nos oye predicar. Es más efectivo ser visto que oído. La canción se llama así precisamente, "Seen and not heard", es del disco de Petra "Beyond belief".
(La letra es muy metafórica en inglés, y la traducción me ha costado sangre. Espero que se entienda.)



SEEN AND NOT HEARD

Demasiadas ovejas negras en la familia,
demasiadas piedras hacia una casa de cristal.
Ellos conocen la historia, han oído los versículos,
pero hablar es poco para cambiarles:
necesitan ver signos vitales.

------------

(PREESTRIBILLO)
Convicción en la forma que vivimos,
convicción y menos palabrería,
las acciones hablan más fuerte que las palabras.

------------

(ESTRIBILLO)
Vistos y no oídos, vistos y no oídos,
a veces los hijos de Dios han de ser vistos y no oídos.
Mucho hablar y poco andar,
a veces los hijos de Dios han de ser vistos y no oídos.

------------

Retrasar la reacción a la hostilidad
nos lleva de lleno a la realidad.
Porque cuando contestamos para defendernos
se ve a través de nuestros falsos pretextos,
y ellos quieren ver evidencias.

------------

(PREESTRIBILLO)
Compromiso, no más coartadas,
compromiso, pero no por cumplir.
Las acciones hablan más fuerte que las palabras.

------------

(ESTRIBILLO)
Vistos y no oídos, vistos y no oídos,
a veces los hijos de Dios han de ser vistos y no oídos.
Mucho hablar y poco andar,
a veces los hijos de Dios han de ser vistos y no oídos.

------------

(POST ESTRIBILLO)
Haz brillar tu luz en todo lo que hagas
y ten preparada la respuesta para cuando ellos se acerquen.
No dejes a tu boca empezar a hablar
si tu pie aún no ha empezado a moverse.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Qui est veritas?

Me ha dado qué pensar la discusión que había en un programa del corazón, en la que dos mujeres daban versiones contradictorias de cierto hecho. Una de ellas le ha gritado a la otra "¡eso que dices es mentira!", y ¿sabéis lo que se le ocurre responder a la otra? "Perdona, pero ésta es MI verdad. Tú tienes la tuya, yo tengo la mía." Lo mejor es que la presentadora la ha apoyado, intentando convencer a la que he citado primero de que tiene que estar abierta a "otras verdades".
No pienso tratar de demostrar que esa conversación era una idiotez, porque se demuestra solo: los hechos ocurrieron de cierta forma, o sea que ante versiones contradictorias el empate sólo se puede producir si ambas son mentira. Esto es evidente. Tiene razón o una, o otra, o ninguna. Pero yo quiero ir más lejos.

Porque aunque en ese programa se hablaba de "verdad", nadie se había parado a considerar qué es la verdad. Esta misma pregunta la preguntó con avidez cierto pretor romano a un carpintero galileo... sin darse cuenta de que tenía la respuesta ante él, físicamente: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida", había dicho ese hombre en una anterior predicación. O sea, que la verdad es algo más que un concepto asimilable, es una persona. La Verdad no es abstracta, es tan concreta que respira. La Verdad es una persona que se llama Jesucristo.

Mi conclusión al ver ese programa ha sido muy simple: si esas dos mujeres hubiesen tenido la Verdad, si hubiesen conocido a Jesús, no estarían ahí discutiendo sobre custodias legales de sus hijos con exmaridos. Estarían donde tuvieran que estar, cumpliendo la voluntad de Dios. En fin, he concluido que se ha nombrado la palabra "verdad" en un programa en el que todos viven en la mentira. Lo de menos es quién tenía la razón. Eso no les va a salvar.

lunes, 5 de mayo de 2008

Juzgamos y condenamos (2ª parte)

[La primera parte está justo debajo de ésta.]

Ahora bien, todos nosotros sabemos ésto. Todos sabemos que los defectos de los demás son pajas en el ojo, y nosotros tenemos una viga. Y, sin embargo, juzgamos. ¿Por qué? Yo creo que es ya por vicio, sin más. ¿Y cómo quitarnos esa adicción horrible? Os doy tres ejercicios mentales que a mí me sirven:

-¿Y TÚ QUÉ SABES? Cuando tengas la tentación de juzgar a alguien, pregúntate eso a ti mismo. ¿Y tú qué sabes de esa persona? ¿Conoces su vida? ¿Sabes lo que guarda en su corazón y su memoria? La respuesta es no. Porque no se puede conocer a otra persona más que a cierto nivel, y nunca se puede saber todo de ella. Esa persona, que actúa así o asao, puede estar actuando de esa forma por un millón de circunstancias que tú no sabes. Así, tú puedes estar condenando como persona aberrante a un violador que se comporta así porque su padre abusó de él, por poner un ejemplo. ¡Podrías estar condenando a alguien a quien Dios exculpa! Así, como no sabes, mejor cállate.

-JUEGA A SER BIENPENSADO. Es la segunda parte del ejercicio anterior. Cuando alguien haga algo escandaloso, juega a imaginar por qué lo ha hecho, pero las circunstancias que imagines deberán exculparlo. El dicho dice "piensa mal y acertarás", pero un cristiano dice "piensa bien y serás misericordioso, ¿de qué te sirve acertar?".

-RECUERDA QUE TÚ ERES PEOR. Ante la tentación de juzgar, recuerda el pecado que más te avergüence, y piensa que tú no eres mejor que esa persona. Recuerda aquéllo que te costó decir en confesión, que le has ocultado a todo el mundo. Verás como logras disculpar al otro. A mí me gusta repetirme que soy el peor hombre que hay sobre la faz de la Tierra. Lo saqué del padre Pío, y el padre Pío es santo...

Juzgamos y condenamos (1ª parte)

Una de las mayores incoherencias que hacemos los cristianos es juzgar. La mayoría, por no decir todos, nos creemos en posesión de la verdad absoluta, tanto a nivel filosófico (podemos juzgar lo que está bien y mal con exactitud) como a nivel humano (conocemos todo del mundo y de los demás), o eso parece por cómo nos comportamos.

Vemos que alguien hace esto o aquéllo, e inmediatamente surgen toda una serie de sentimientos, de juicios más bien, que encasillan a esa persona y a su acción como buena o mala, pertinente o impertinente, hábil o torpe, delicada o basta, JUSTA O PECADORA... ¿Cuándo aprenderemos que no sabemos nada de esa persona, que no podemos erigirnos como jueces supremos, que nosotros somos igual de pecadores y que sólo a Dios corresponde el juicio porque sólo Él es sabio y conoce los corazones? O en palabras del gran JC: "No juzguéis si no queréis ser juzgados", "El que no tenga pecado que tire la primera piedra". Y es que, por cómo nos comportamos algunos cristianos, se podría deducir que al decir Jesús lo de la piedra, nos habríamos atrevido a coger un guijarro y lanzarlo...

Hermanos, Dios no murió por nosotros en la cruz para que vayamos por ahí sintiéndonos mejores que los demás, que es al fin y al cabo lo que perseguimos al juzgar. Somos unos fariseos, que condenamos con justicia los pecados ajenos y clamamos a la misericordia divina para que disculpe los nuestros. Jesús es claro: los misericordiosos alcanzarán misericordia. Y a nosotros, imitadores de Cristo, redimidos por su sangre, nos toca ser misericordiosos hasta puntos extremos. Por no poder, no podemos condenar ni a los austríacos que encierran a sus hijas durante 26 años.

jueves, 1 de mayo de 2008

Porque estoy enamorado

Suscribo los 50 motivos que da el video, y añado uno más: porque me sale de los cojones.
(¿Motivos para qué? Mirad el video y lo veréis.)

Tres comparaciones útiles

Aquí os dejo tres comparaciones con las que se puede hacer comprender a la gente sencilla ciertas cosas de Dios, sin usar lenguaje filosófico y hasta el punto que se puedan comprender estos misterios.

EL BIBLIOTECARIO

A la gente que dice no creer en Dios, decidles lo que decía Einstein: "Cuando entro en una biblioteca y veo los libros ordenados, deduzco que alguien los habrá ordenado... cuando veo el Universo tan complejo y tan perfecto, también deduzco lógicamente que Alguien lo ha establecido así, y ése es Dios."

EL PELUQUERO

A los que dicen que si Dios existe, por qué hay sufrimientos, guerras, etc., respondedles que, según esa deducción, tampoco debería haber peluqueros, y la prueba de no-existencia de los peluqueros la vemos en que hay gente con greñas, y calva. Dios está ahí para nosotros, pero si no acudimos a Él no nos puede ayudar, porque sería violar la libertad que Él nos ha dado.

EL AJEDRECISTA

Pero la doctrina cristiana enseña que Dios nos respeta en nuestra libertad y que A LA VEZ es Él el que lleva el control de nuestra vida, y todo ocurre según su voluntad aunque nosotros nos apartemos de Él. ¿Cómo es posible?, piensan muchos. Es un misterio incomprensible, pero no tan difícil de imaginar: lo vemos constantemente en una partida de ajedrez. El buen ajedrecista controla el tablero entero, pero sólo maneja la mitad de las fichas. No coacciona a su adversario en su libertad para elegir qué ficha mueve adónde, pero acaba haciendo lo que quiere él. Pues ¡cuánto más Dios, que maneja bastante más de la mitad de las fichas en nuestra historia y es muchísimo más listo que cualquier hombre!

(Espero que os sirva.)