miércoles, 12 de diciembre de 2007

Cristofobia. Unas palabras de aliento

La pregunta clave que habría que plantearle a la sociedad de hoy es ¿por qué te molesta el cristianismo? Por que el caso es que les molesta. Pocos lo reconocerán, y los que lo hagan empezarán a hablar de la "corrupta iglesia católica", la "postura intolerante ante la homosexualidad" o cosas así. Porque la sociedad en que vivimos no es una sociedad que no se haya posicionado al respecto de la religión. Qué va. SÍ se ha posicionado y le tiene un miedo que se cagan. Es cristofóbica, y eso se nota cuando, por ejemplo, se niega a que la decoración de las tiendas en Navidad tenga motivos religiosos.

Son gente resentida, en realidad. Han tenido malas experiencias con cristianos, o fueron educados por gente (ya sea padres o maestros) que las tuvieron. No es culpa suya. Además, han mamado las tonterías relativistas, las estupideces socialistas (un sistema que fue creado para destruir el cristianismo, y el que ponga en duda esto, que lea a Marx) y toda una serie de relativismos religiosos del New Age. Esto hace que la posición frente a Jesucristo sea una posición de "igual dijo cosas buenas, pero desde luego no era Dios, y no pienso aceptar la vida reprimida que ofrece esa iglesia". O sea, que el cristianismo ha de ser perseguido y ridiculizado. No sé cómo llegan a esta conclusión a partir de la premisa, pero LO HACEN. No creo en Dios, persigo a los cristianos. Pobrecitos engañados. Nada pueden hacernos, pues Dios nos protege a los miembros de su Iglesia, pero da rabia pensar en que malgastan su vida tratando de derribar un muro tan sólido, como si quisieran asegurarse que Cristo no está vivo a base de crucificarlo una y otra vez.

Aún así, mucho se puede hacer con esta gente. La gente pasional es fácil de llevar a Dios, bastará con hablar con ellas y demostrarles que su odio a la Iglesia o a Dios es simplemente desinformación o creencia en los bulos populares, tan poco argumentados. Si el Espíritu Santo nos ayuda, podemos hacer ver a Dios a gente que, en lo más profundo de su corazón, lo anhela. Porque el que odia es más fácil de llevar al amor que el que "pasa". O sea, con oración y nuestro querido Espíritu Santo podemos hacer que una sociedad anti-JC se vuelva una sociedad pro-JC. Lo creo sinceramente. Pero costará un quintal de oración, también es cierto.

En fin, a trabajar.

No hay comentarios: