Noé y el arca

Estaba leyendo la historia de Noé en el Génesis y me ha llamado mucho la atención el versículo 16b del capítulo 7, que dice que Yahvéh cerró la puerta del arca detrás de Noé cuando éste hubo embarcado a todos los que tenía que embarcar.

Me llama mucho la atención porque me doy cuenta de que Dios estaba ACTIVAMENTE con Noé en la historia del arca. No le habló desde el cielo con un rayo de luz y una voz potente, qué va... estaba a su lado. Y cuando llegó el momento de meterse en el arca, me imagino a raíz de este pasaje (y me encanta imaginarlo) a Dios metiendo la cabeza dentro y diciéndoles: "¿Estáis todos bien?". "Sí", responderían Noé y su mujer y sus hijos. Entonces Dios, quizá dándoles una última palabra de ánimo, cierra la puerta desde fuera y la asegura. Porque Dios estaba ayudando REALMENTE a Noé, y no dándole simplemente instrucciones y consejos desde su trono en las nubes.

Así es como actúa Dios en nuestra vida. No nos dirige desde unas alturas lejanas, sino que nos ayuda en nuestro día a día. Nuestros días deberíamos enfrentarlos así: lo primero, preguntarle a Dios qué quiere de nosotros. Y una vez sabido eso, dedicarnos a nuestro trabajo sin importarnos que parezca demasiado grande o absurdo. Dios nos ayuda, y Él nos solucionará las partes más grandes, y nos ayudará con su compañía en lo que podamos hacer. Porque así es Dios: un Dios cercano, un Dios amante, un Dios real al fin y al cabo.

(Él me ha ayudado a escribir este post.)