Me ha dado qué pensar la discusión que había en un programa del corazón, en la que dos mujeres daban versiones contradictorias de cierto hecho. Una de ellas le ha gritado a la otra "¡eso que dices es mentira!", y ¿sabéis lo que se le ocurre responder a la otra? "Perdona, pero ésta es MI verdad. Tú tienes la tuya, yo tengo la mía." Lo mejor es que la presentadora la ha apoyado, intentando convencer a la que he citado primero de que tiene que estar abierta a "otras verdades".
No pienso tratar de demostrar que esa conversación era una idiotez, porque se demuestra solo: los hechos ocurrieron de cierta forma, o sea que ante versiones contradictorias el empate sólo se puede producir si ambas son mentira. Esto es evidente. Tiene razón o una, o otra, o ninguna. Pero yo quiero ir más lejos.
Porque aunque en ese programa se hablaba de "verdad", nadie se había parado a considerar qué es la verdad. Esta misma pregunta la preguntó con avidez cierto pretor romano a un carpintero galileo... sin darse cuenta de que tenía la respuesta ante él, físicamente: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida", había dicho ese hombre en una anterior predicación. O sea, que la verdad es algo más que un concepto asimilable, es una persona. La Verdad no es abstracta, es tan concreta que respira. La Verdad es una persona que se llama Jesucristo.
Mi conclusión al ver ese programa ha sido muy simple: si esas dos mujeres hubiesen tenido la Verdad, si hubiesen conocido a Jesús, no estarían ahí discutiendo sobre custodias legales de sus hijos con exmaridos. Estarían donde tuvieran que estar, cumpliendo la voluntad de Dios. En fin, he concluido que se ha nombrado la palabra "verdad" en un programa en el que todos viven en la mentira. Lo de menos es quién tenía la razón. Eso no les va a salvar.
miércoles, 7 de mayo de 2008
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4 comentarios:
Te felicito por el articulo. Muy simple y profundo, como debe ser nuestra vida espiritual. Sigue adelante,que no estas solo.
Muchas gracias, ermitañourbano. Por comenter, y por recordarme que no estoy solo. Un saludo en Cristo. Nos leemos.
Saludos Lukas. ¡Menuda pregunta! Todos estamos seguros de tener la verdad, pero como bien dices nunca nos damos cuenta de que la tenemos delante. Ciertamente hay una verdad fundamental: Dios. Sin embargo, hay distintos grados de verdad, desde la opinión pasando por la certeza y llegando a la verdad. ¿En ocasiones sabrías reconocer la verdad? Leyendo hace unos días "dialéctica erística o el arte de tener la razón" observe que a veces hay interés por convertir mentiras en verdades, pero en ocasiones aún buscando la verdad puedes decantarte por el error.
Un saludo Lukas.
Opusprima
Hola, Opusprima.
Esperaba tu comentario, e imaginaba ibas a recordarme que hay distintos grados de verdad... estoy de acuerdo. De hecho, esta entrada tiene bastante de juego de palabras. Básicamente, lo que digo es que de qué sirve que una u otra chica tenga razón, si lo importante al final es sólo conocer a Dios. Y como Dios es la Verdad, la Verdad arquetipo, juego con los conceptos de Verdad plena de Dios y verdad relativa (que sería la verdad de los hechos que relataban). En realidad, lo único que he hecho es una falacia más o menos ingeniosa para que la gente reflexione que lo importante es Dios, y fuera de Él nada tiene importancia.
Gracias por comentar.
Lukas Romero
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